La hipertensión suele ser uno de los problemas físicos más comunes en las personas mayores, y aunque muchas veces sea ignorada, existe una relación directa entre los alimentos que comemos, cómo lo hacemos y la calidad de vida que podemos adquirir con esta problemática de por medio, así que aquí van algunos elementos informativos que deberías tener en cuenta al respecto.
Lo primero que debes considerar, es que los especialistas en este área han señalado que de los 20 factores de riesgo reconocidos que propician la aparición de la hipertensión, 14 de ellos se encuentran directamente relacionados con la alimentación y los estilos de vida poco saludables de las personas, y de ahí la importancia de lo que comemos para evitar o reducir las consecuencias de este problema.
Una de las claves, como casi siempre sucede en este sentido, se encuentra en los primeros años de vida de los niños, ya que los expertos en la materia señalan que si les ha sido inculcado el comer mucha cantidad de alimentos salados y dulces en exceso, luego es muy probable que al ser adultos, pongan azúcar y sal de más a todas sus comidas, con lo que elevan sus chances de sufrir hipertensión.
Además, existen algunos otros peligros que muchas veces no son considerados al respecto, como por ejemplo las gaseosas y bebidas dulces, vistas como la más grave amenaza para la salud de los niños, ya que posee una enorme cantidad de elementos dañinos para ellos, como el fosfato, que interfiere en el crecimiento óseo, además de que genera adicción, y para los pequeños es imposible de controlar.
Otra cuestión en la que debes pensar, de acuerdo a la edad de tus hijos, es que el ámbito escolar es otro de los sitios donde se inculcan muchas de sus costumbres alimenticias, por lo que si varias veces a la semana come en el instituto, conviene que se lleve comida desde la casa, o que modifique su dieta para no terminar sufriendo las consecuencias.