Según ha determinado un estudio realizado recientemente y publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, realizar cerca de dos horas de actividad física por semana ayudaría a las mujeres a mantener los huesos sanos, mediante la formación de la proteína que los forma, y por consiguiente, como ya explicaremos, permite les permite afrontar mejor la llegada de la menopausia.
El hecho es que incluso una cantidad baja de ejercicio produce un aumento marcado de estas proteínas, de modo que la actividad física es sumamente recomendable por esta situación, pero además, porque se produce un aumento en los niveles del elemento IGF-1, positivo para la salud de los huesos.
Como consecuencia directa de este hecho, los autores del estudio, llevado a cabo en varias universidades desperdigadas por todo el mundo, también han concluido que esclerostina, una hormona, funciona al migrar a la superficie de los huesos, donde impide la creación de células óseas. De esta forma, y mediante el análisis de 120 mujeres en la etapa previa de la menopausia, lograron determinar los efectos positivos del deporte sobre ellas.
Para el estudio, 60 de ellas realizaron una rutina de entrenamiento, mientras que el resto sólo permaneció realizando las actividades cotidianas, pero ningún deporte específico, de modo que las mujeres que hacían más de dos horas de actividad por semana tenían niveles de esclerostina significativamente más bajos, y niveles más altos de IGF-1, entre otros beneficios que siempre destacamos del ejercicio físico.
“Conceptualmente, el entrenamiento en actividad física es sencillo y barato, y puede tener propósitos prácticos que incluyen reducir el riesgo de masa ósea baja y osteoporosis, y en consecuencia, de las fracturas”, apuntó a la prensa uno de los especialistas que realizó el trabajo, señalando entonces la conveniencia de realizar ejercicio físico continuo desde los 35 años en adelante.