Algunos tipos de alcohol se utilizan en la práctica terapéutica como bases o conservantes para otras sustancias curativas; como por ejemplo, el vodka o el brandy se utilizan a menudo para preparar tinturas vegetales.
Los tónicos a base de vino estimulan el apetito.
Los digestivos preparados con vino tinto y ciertas plantas medicinales facilitan la digestión si se toman después de una comida abundante o pesada.
Tomar alcohol en pequeñas cantidades puede proteger contra las enfermedades del corazón, de las arterias y la formación de piedras de colesterol en la vesícula.
El vino tinto es una fuente rica en flavonoides que ayuda a proteger el organismo contra los virus y alérgenos.