Las propiedades suavizantes de su aceite son apreciadas desde hace siglos. En la India y Sri Lanka, donde crece la planta, su aceite es conocido como el «aceite de la tranquilidad«.
En masaje o en el agua del baño, equilibra el sistema nervioso y es excelente para la depresión y los cambios de humor.
Quemado en una habitación va bien para el insomnio.
También es un afrodisíaco natural, que puede ayudar a superar algunas formas de impotencia y frigidez.
Es un gran calmante de dolores musculares, torceduras de los deportistas, artritis, reumatismo y rigidez general, si se aplica en forma de masaje sobre los miembros.
En un vaporizador o como astringente, se usa para tratar enfermedades de la piel como el acné, piel grasa y puntos negros.
Combina bien con los aceites esenciales de pachulí, lavanda, rosa, jazmín e ylang-ylang.