Para que una fruta tenga las cualidades óptimas ha de ser cultivada ecológicamente, es así como realmente es totalmente beneficiosa para la salud. Este cultivo las hace no estar tratadas con productos como orthopheniphenol o el thiabendazol, los cuales, son utilizados para dar más brillo a los alimentos. Son de esta forma en la que el mercado convencional aporta la buena vista al producto, pero artificialmente.
De esta forma de cultivo también se está a salvo de los pesticidas o disolventes como el white spirit, cuyo origen viene del petróleo y no se puede eliminar definitivamente, pues su efecto se introduce en los poros de la cáscara del alimento, llegando en el caso de la mandarina hasta la pulpa y el zumo de esta.
La mandarina favorece la hipertensión, el ácido úrico, la diabetes, anemia, gota, exceso de peso… una fruta con aportes nutritivos muy completos y que no le sacamos todo su beneficio con los cultivos convencionales.
Hoy en día es quizá la fruta preferida por los niños, pues es muy cómoda para quitarle la piel, la pueden pelar ellos solitos fácilmente y luego tiene un agradable y dulce sabor que les encanta y que les hace repetir.
Proviene de Asia, como la mayoría de los cítricos. Su nombre proviene de un origen curioso, ya que es llamada así por esta relacionada del color de los vestidos que utilizaban los mandarines (túnicas de naranja intenso), estos eran los guerreros de China.
En América se le conoce como “naranja china”. Es exportada mundialmente por sus ricas propiedades.