El desayuno, la primera comida del día, debe ser la más importante, estar equilibrada y compensada.
Sus contenidos deben ser: hidratos de carbono, estos se transforman en glucosa por nuestro propio organismo. La glucosa es el combustible con el que nuestro cuerpo se pone en movimiento. Son esenciales durante la mañana, es decir, la puesta en marcha.
Fibra, esta está presente en cereales, pan, galletas, zumos, fruta…todos estos alimentos la contienen en alta cantidad, mejora nuestro intestino en cuanto al funcionamiento y reduce la absorción de las grasas.
Vitaminas han de proporcionarse a través de un variado y equilibrado desayuno, si es así, recibiremos una cantidad importante de ellas asegurando un correcto funcionamiento de nuestro organismo.
Minerales, estos han de proporcionarse en pequeñas cantidades. Cumplen la función reguladora de nuestro organismo. Para los huesos y dientes, calcio y fósforo, para la sangre el hierro y para los músculos magnesio.
Si tomamos en buen y completo desayuno, nos aseguraremos de dar al cuerpo los nutrientes necesarios e indispensables que éste necesita para arrancar por la mañana, se pondrá en marcha de una adecuada forma, evitará el estar cansados durante el día. No tenemos que olvidar la condición que nos ofrece el desayuno, este nos aporta todo lo necesario para nuestro organismo y está en nuestras manos el poder hacerlo. Por lo tanto y a partir de ahora… ¡manos a la obra!
Prepara mañana una buena mesa para comenzar el día, galletas, cereales, zumo, fruta, leche, mantequilla… un apetitoso desayuno al despertar y ¡a funcionar!
Fuente: zona diet