Las uvas pueden ser de ayuda para las personas que padecen reumatismo y enfermedades del hígado o de la vesícula biliar.
Son astringentes y ayudan a eliminar las toxinas.
Pueden contribuir a la curación de las venas varicosas y a controlar la hemorragia abundante durante la menstruación. También pueden intervenir en la prevención de las enfermedades del corazón haciendo disminuir la tensión arterial.
Se recomiendan en algunas ocasiones para mejorar la función hepática.
El gran valor terapéutico de la uva es su capacidad para limpiar la sangre, el hígado y el sistema digestivo. Tiene un alto contenido en vitaminas y minerales y es de fácil digestión, por lo que es recomendable para las personas mayores y los convalecientes.
Las uvas secas o pasas, contienen más energía que las frescas. Son particularmente útiles en caso de trabajo físico intenso, constituyendo alimentos ideales para las personas que hacen deporte. También van bien para la tos seca. Sin embargo, las personas diabéticas deben evitarlas.
Una cantidad moderada de vino tinto en la dieta puede ayudar a mantener la tensión arterial baja.