El Dr. Bach se dió cuenta, en sus ensayos clínicos, de que sus elixires florales eran ideales para utilizarlos en casa. El conocimiento médico podía suponer unas prácticas restrictivas, pero el empleo de los remedios florales estaba al alcance de todo el mundo porque se basa en cinco principios:
- No es necesario ningún tipo de conocimiento médico.
- La enfermedad por sí misma no tiene importancia.
- La mente es la parte más sensible de nuestro cuerpo y la que mejor nos indica el remedio que necesitamos.
- La forma de reaccionar frente a una enfermedad es lo único que cuenta, no la enfermedad en sí misma.
- El miedo, la depresión, la duda, la desesperanza, la irritabilidad, el deseo de compañía, el deseo de estar solo o la indecisión, son las verdaderas guías para conocer la forma en que un paciente ha sido afectado por su enfermedad y para encontrar el remedio que necesita.
La misma enfermedad puede tener efectos distintos sobre personas distintas y son precisamente los efectos individuales los que requieren tratamiento. Durante la enfermedad nuestro estado de ánimo cambia respecto al de nuestra vida normal. Es posible descubrir y tratar estos cambios mucho antes de que aparezcan los signos de la enfermedad propiamente dicha. Los remedios florales afectan a cada uno de los niveles (espiritual, psicológico y físico). Por esto los remedios florales son realmente holísticos.