Las mamás que sufren depresión, pueden retrasar el desarrollo del lenguaje de sus bebés, debido al tono que emplean para hablar con sus hijos. El énfasis con que se nombran los objetos, se pronuncian frases y se gesticula es decisivo para que los bebés aprendan a hablar. La diferencia de tonos es un factor trascendental. Si el tono es monocorde, precisamente característico de personas deprimidas, no llega a estimular el cerebro infantil. En cambio, los variados matices promueven el desarrollo del habla en los bebés.