lunes, septiembre 16, 2024

Protectores solares a prueba

protector-solar.jpgMuy diferentes en precio, tres de las cremas ofrecen un factor de protección solar significativamente más elevado del que anuncian, y dos no informan de algunos de sus componentes alérgenos.

Los baños de sol sin la protección adecuada son una temeridad. Una piel bronceada transmite una imagen saludable y a la moda, pero las exposiciones prolongadas o muy frecuentes tienen un precio poco saludable: causan el envejecimiento prematuro de la piel, la aparición de manchas, pecas, arrugas e incluso promueven el temido cáncer de piel. El planteamiento más sensato es el uso de protectores específicos adaptados a cada tipo de piel (cuanto más blanca, mayor factor de protección) y, especialmente, la moderación en las dosis de sol. Al fin y al cabo, el bronceado no es más que una reacción defensiva de nuestro organismo.

Se han analizado y se han sometido a una prueba de uso a ocho protectores solares (tres en spray y cinco en crema) del factor de protección 15 de precios muy diferentes: cuestan desde los 30 euros por litro de Delial Ambre Garnier hasta los 159 euros por litro de Lancome. La mejor relación calidad-precio es L’oreal, la segunda más barata (43 euros por litro), la de mejor calidad según el laboratorio, la única que ofrecía exactamente el factor de protección solar que indicaba en su etiquetado (15) y que gustó a más de la mitad de los consumidores. Lancome, la más cara (cuadriplica el precio de L’oreal) es también de una calidad muy buena, pero la mitad de los consumidores no la compraría independientemente de su precio. Los resultados parecen demostrar que los consumidores prefieren los spray: tres de los cuatro productos que suscitaron mayor interés de compra utilizaban este sistema de difusión.

Una crema o spray protector debe ser inocuo ante un uso prolongado y repetido, no alterarse por su exposición al sol (lo que se conoce como estabilidad fotoquímica) y, por supuesto, proteger las células epidérmicas de los efectos nocivos de la exposición solar. Cumplen su función mediante dos tipos de sustancias, las que reflectan la luz solar y las que la absorben. Las primeras son pantallas físicas, formadas por polvos inorgánicos inertes, capaces de reflejar todas las radiaciones solares. Su único inconveniente estriba en que dejan sobre la piel una antiestética máscara blanca que no penetra en la piel. Por ello, no se suelen incluir en concentraciones superiores al 5% y se reservan para los productos con un mayor nivel de protección.

En cuanto a los filtros que absorben las radiaciones, son sustancias químicas de síntesis que convierten algunas radiaciones en calor (imperceptible). Los filtros biológicos (vitaminas A, E y C, los más utilizados) disminuyen la capacidad oxidativa de la radiación ultravioleta (esto es, el envejecimiento de la piel provocado por el sol), por lo que son un buen complemento del resto de filtros. Evitan la formación de los temidos radicales libres y potencian el sistema inmunológico cutáneo. La mayoría de cremas de protección solar incluyen varios de estos filtros. Todos ofrecen al menos un filtro específico para los rayos ultravioleta B (UVB) y otro para los rayos ultravioleta A (UVA). Los únicos que no incluyen un filtro combinado para los rayos UVA/UVB son Isdin y Chen Yu. La diferencia entre los rayos UVB y UVA se halla en su longitud de onda. La de los UVB es más corta y, por ello, sus efectos negativos sobre la piel son mayores. Los UVA son menos perjudiciales, pero también conviene tomar medidas protectoras para reducir su incidencia, porque contribuyen a reforzar la acción de los UVB.

Nivea Sun (15% del producto son filtros orgánicos), Chen Yu (14%) y Biotherm (14%) ofrecen la mayor cantidad de filtros orgánicos mientras que Piz Buin (6%), Delial (8%) y Lancome (9%) incluyen muchos menos. Pero un mayor número o una mayor cantidad de sustancias activas no indican que el producto proteja más ni mejor. Se considera que un producto es mejor si consigue el mismo índice de protección solar con una menor cantidad de filtros. Chen Yu es el único protector que no utiliza glicerina, muy apreciada por sus cualidades hidratantes, e incluye kernel oil (con propiedades emolientes y suavizantes). Isdin es el único con pantenol, sustancia con propiedades calmantes, aliviantes y curativas.

¿Cuánto protegen?
El factor de protección solar (SPF en sus siglas inglesas) indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente a los eritemas (las quemaduras solares). Por tanto, sólo sirve para conocer la protección frente a los rayos UVB, pero no ante el resto de radiaciones perjudiciales. Cada consumidor deberá elegir un protector solar que se ajuste a la naturaleza de su piel, que, a estos efectos, viene determinada, en gran medida por su fototipo cutáneo (reacción de su piel al sol). Si resulta importante elegir un producto con un factor de protección adaptado a la piel, aún es más necesario que éste sea del todo veraz: un SPF incorrecto podría hacer que el usuario tomara más sol del debido (creyendo estar protegido) y perjudicara innecesariamente su piel y su salud.
Se hicieron tres pruebas distintas para conocer el nivel de protección de estos productos: su desempeño frente a los rayos ultravioleta, su capacidad de frenar los rayos UVA y su estabilidad frente a la luz. El método COLIPA (Sun Protection Factor Test Method) es el más preciso y eficaz para conocer el nivel de protección que ofrece un protector solar. Consiste en extender una cantidad de producto sobre voluntarios sanos, y someterles a una radiación estándar de rayos ultravioleta. CONSUMER EROSKI ha optado por no realizar esta prueba por no alterar en lo más mínimo la piel de las personas sometidas a este método, y se ha limitado a un análisis ‘in vitro’, suficientemente fiable.

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