Desde hace unos años los aeropuertos se poblaron de stands que ofrecen masajes al paso y a la vista de todo el mundo.
El masaje exprés se basa en técnicas de digitopresión y shiatsu. Se recorre la espalda, los brazos, las manos, el cuello y la base del cráneo. Por supuesto se hacen sobre la ropa, sin necesidad de aplicar cremas y aceites.
«Son masajes poco invasivos y se hacen a la vista a propósito. Lo recomendable es tomarlos antes de viajar, porque se logra una mejor calidad de vuelo: reducen el estrés, mejoran la circulación sanguínea y relajan el cuerpo y la mente«, aclaró uno de los responsables de los spa en tránsito.
Las tarifas varías según los aeropuertos, dolarizadas o en euros. En Nueva York, por ejemplo, un masaje de 15 minutos, 23 dólares y uno de media hora, 45. En Argentina, un masaje de 12 minutos cuesta 8 dólares. Uno de 30, 25 dólares.
Además del servicio de masajes en sillas, muchos aeropuertos, sobre todo norteamericanos y europeos, instalaron pequeños spa con otros tratamientos, también de corta duración, éstos sí en un ambiente más privado, con gabinetes individuales para pasajeros con más tiempo en las escalas.
Airbeauty es un centro de belleza en el aeropuerto de Barajas, Madrid, dividido en zonas especializadas en peluquería, masajes, tratamientos de belleza y bronceado (facial y corporal). Porque además de los masajes, también se puede subir al avión con el pelo recién cortado o con un peinado nuevo.
En los spa de los aeropuertos las terapias más habituales, además de los masajes, son la oxigenoterapia, que ofrece sentarse en una confortable silla con tubos que proporcionan oxígenos con aceites esenciales, que ayudan a relajarse y fortalecer el sistema inmunológico y reflexología. También, tratamientos faciales y manicuría.
Si tiene que esperar mucho tiempo entre los vuelos, anímese a pasar por estos pequeños spa y llegar a su casa con un look diferente.