El jabón no limpia por si solo, para hacerlo, tiene que estar en contacto con el agua.
La función del jabón es surfactante, alivia la tensión superficial del agua permitiéndole correr libremente por la piel para disolver y arrastrar la suciedad.
La proliferación de microbios puede darse tanto en la jabonera del lavatorio como en un frasco de jabón líquido. Lo que debe hacerse es tener siempre la precaución de lavar regularmente la jabonera o el recipiente del jabón.
Para la higiene íntima no se necesita ningún producto especial, aunque se aconseja un jabón con Ph 6 (ácido) para quienes están más expuestos a contagios.