El ácido fólico es necesario para el crecimiento y la regeneración de las células, la formación de los glóbulos blancos y rojos de la sangre. También aumenta la inmunidad y en los embarazos previene la malformación fetal.
Entre las principales fuentes se pueden enumerar las hortalizas frescas, frutas frescas, carne vacuna, leche, huevos, levadura de cerveza, legumbres (garbanzos, lentejas, porotos) y germen de trigo.
Su deficiencia puede producir anemia megaloblástica, pérdida de peso, disturbios intestinales, glositis (inflamación de la lengua), disturbios mentales y malformaciones congénitas.