Piénsalo bien: si estás a dieta, tu cuerpo recibe menos nutrientes y alimentos de los que necesita para mantenerse de manera externa, y al hacer esto le estás diciendo que está llegando a un estado donde hay falta de alimentos. Esto, se traduce en una reducción del gasto calórico.
En otras palabras, si comes menos de lo que necesitas, el cuerpo tiende a reducir el gasto de energía para mantener las reservas lo máximo posible, y esto dificulta no sólo la pérdida de peso o de la grasa acumulada, sino también al sueño.
No sería la primera vez que alguien habla de sus problemas para conciliar el sueño o dormir bien cuando está a dieta. Además de por el hambre, aunque cenes medio kilo de pescado, si tienes una falta de carbohidratos te costará dormir.
Para evitar este problema, una buena solución que regula las dos partes es cenar una buena ensalada, especialmente rica en lechuga. Así, tomarás una pequeña ingesta de carbohidratos que además de no engordar, te ayudará a dormir mejor.