La actividad física propone beneficios para todas las personas que las lleven a cabo, sin ningún tipo de distinción, pero si hablamos especialmente de los niños que puedan practicar algún deporte, nos encontraremos con que las ventajas ofrecidas para sus organismos aún en desarrollo son realmente importante, y por eso la trascendencia que adquiere que puedan llevar a cabo estas actividades algunos días a la semana, por no decir todos.
Por ejemplo, uno de los grandes beneficios del deporte en los más pequeños, es que les permite relacionarse con sus semejantes, ya sean otros niños o adultos, además de tener que adaptarse a un entorno dado, que cuenta con sus propios integrantes, reglas de juego, y demás, que le permiten desarrollar una mentalidad mucho más colaborativa que individual, y le servirán para el resto de su vida.
Además, en muchas ocasiones, el niño aprende a superar la timidez, y amplía sus mecanismos de relación social y la seguridad y confianza en sí mismo, mientras que en los deportes en grupo, también directamente sobre sus responsabilidades, que le son correspondientes por formar parte de mayor cantidad de personas, y en la posibilidad de cooperar por un elemento objetivo común a todos ellos.
Incluso, en algunos casos, la actividad física puede frenar los impulsos excesivos de los niños que aún no saben controlar el exceso de nervios o de energía, mejorando al mismo tiempo la relación que mantiene con su cuerpo, especialmente en cuanto a sus posibilidades motoras, y la coordinación de cada grupo de músculos.
Por otro lado, si tenemos en cuenta que los huesos y músculos fuertes son la base para un crecimiento adecuado, no es un dato menor entender cómo la actividad física contribuye a una adecuada maduración del sistema muscular y esquelético, y si a ello sumamos una dieta equilibrada, podemos obtener una regulación del peso corporal, en caso de que fuera necesario.