Los cambios de estación, ya sea verano-otoño o invierno-primavera son propicios para los cambios bruscos de temperatura. En más de una oportunidad, puede encontrarnos fuera de casa, sin el abrigo suficiente.
Durante la práctica de ejercicios físicos, el cuerpo gasta una mayor cantidad de energía que lo habitual, causando un estrés físico momentáneo y debilitando los mecanismos de defensa.
Esto dificulta la batalla contra las infecciones, ya que para vencer a la gripe, el organismo necesita que su sistema inmunológico funcione de manera eficiente.
Los especialistas recomiendan esperar a que la gripe y sus síntomas desaparezcan por completo, para iniciar una rutina de ejercicios, aún cuando presenta solo un poco de tos y secreción nasal.