Diversas situaciones llevan a grandes y chicos al agotamiento y al “no puedo más”. Es ahí cuando se instala el estrés. Sin embargo, hay formas de evitarlo y combatirlo.
El estrés es el conjunto de manifestaciones físicas y fisiológicas que generan el ser humano para intentar hacerle frente a situaciones de demanda. Estos agentes estresantes se relacionan, entre otras cosas, con la sobrecarga laboral y con la exigencia de cumplir al pie de la letra la rutina diaria. A medida que la tensión crece, el organismo manifiesta algunos de los siguientes síntomas:
- Taquicardia.
- Palpitaciones.
- Mareos y desmayos.
- Nudo en la garganta.
- Tensión o contracturas musculares.
- Irritabilidad.
- Inquietud e impaciencia.
- Cansancio fácil y frecuente.
Lo que intentan hacer este conjunto de reacciones es que usted se adapte mejor a determinadas situaciones. Sin embargo, puede ocurrir que a medida que el estrés se prolonga en el tiempo, aún después de haber cesado el estímulo que lo originó, una reacción normal se transforme en una patología o en un trastorno de ansiedad, y es ahí cuando entran en juego los psicofármacos. La diferencia entre ellos es que el estrés puede curarse simplemente con unas mini vacaciones y el trastorno de ansiedad necesita de un tratamiento específico.